Los Besos
En los últimos tres
meses y días del múltiple embarazo de mi esposa sus hormonas como es evidente
estaban bastante en desacuerdo, sus emociones eran una montaña rusa, parecía
que el acné de la adolescencia se le había juntado con no se qué, jeje. Yo traté
en todo momento de oírla, escucharla, entenderla y sobre todo atenderla, gasté
plata como jamás en mi vida en flores porque sus antojos estuvieron enfocados
en ver flores naturales en la sala, en el comedor y en nuestra habitación (las
calas y los lirios son sus favoritas). El caso es que después del nacimiento de
las niñas y la sutura de rigor por la cesárea, creo que sus emociones
estuvieron más a flor de piel, ya durante el embarazo siempre me reclamó que
casi no la besaba a ella (reconozco que al saludarla siempre me arrodillaba
antes para besarle la barriga) pero esto para ella era saludar a nuestras
hijas, no a ella, entonces debía por supuesto con todo el amor del mundo darle
un besito en los labios, en las mejillas o en la frente. Luego del nacimiento
de las niñas, hemos estado despiertos durante muchas horas en las madrugadas y
conversar de cualquier cosa ha sido una técnica para mantenernos despiertos y
atentos a nuestras hijas. Pero, la madrugada del sábado ocurrió algo… estábamos sentados cada uno con una niña en
brazos y al mismo tiempo ambos le damos un beso a cada hija y al notarlo ambos
nos reímos, yo me levanto de la silla en la que estaba y le doy un besito a
ella en los labios ella lo recibe y me acaricia la nariz con la suya y me
pregunta: ¿Por qué besaste a Azahar? Y le digo, porque la amo, porque es
demasiado dulce y tierna y para ver si se termina de llenar con besitos porque
con la teta como que no se va llenar, a lo que responde: ¿y la mamá de Azahar
no te resulta igual de tierna y dulce o no la amas? Coloqué a Azahar en su cuna
y fui por Anastasia en los brazos de mi esposa y también la coloqué en su cuna…
y la abracé a ella. Me dice: No sabes lo que es traer hijos al mundo, le digo,
evidentemente no mi amor, Dios sabe lo que hace, nosotros los hombres no
tenemos capacidad para algo tan grande y me dice, en estos últimos meses he
estado observando tu comportamiento, ibas de un lado a otro comprando pañales,
teteros y todo para que no le faltara nada a las niñas, también has comprado muchas
cosas para mi, para que no me faltara nada, pero quiero que sepas amor de mi
vida que me hicieron falta más besos “para llenarme” como dices tú, porque si
algo hay en el embarazo son cosas que recibir, me quedé sin palabras, yo
reconozco ser un esposo amoroso, atento, delicado, detallista y mi esposa me
reclama que no la besé suficiente en el embarazo?!
No me lo podía creer; sin
embargo su reclamo fue con la misma dulzura con que me besa los remolinos en mi
cabello todos los días, así que la abracé y la empecé a besar por todas partes
suavecito, tratando de no apretarla mucho para no lastimarle la herida de la
cesárea, luego la acaricié bastante, tanto que se durmió en mis brazos (al
menos eso pensé yo) con toda la delicadeza que pude traté de acomodarla en la
cama y no sé por qué sentí curiosidad de ver la famosa cicatriz, levante un
poquito la pijama y al verla pensé en
todo cuanto me dijo y me acerqué para darle un beso, lo más suave que pude para
que no sintiera de ser posible, pero no lo logré y al segundo me dijo: ese es
el beso que me llenó! Yo no entendí bien a qué se refería pero ahora me abraza
ella y me dice: siempre, siempre tu esposa va esperar de ti, amor hasta quedar
llena, si te aseguras de que tus hijas están llenas de amor y de alimento, haz
lo mismo conmigo. Tengo tres días besando la cicatriz de la cesárea, (de una cesárea que me han dicho es mía
también) y a la que le estoy colocando una crema que dicen que la suaviza,
aunque “la dueña” física de la cesárea dice que no quiere hacerla desaparecer,
que quiere su cicatriz para toda la vida.



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