El Último café
Era una noche silenciosa y oscura. Ella caminaba descalza, sin rumbo. No sentía frío en los pies, pero sí sentía frío en la mirada de él, acompañada de rabia en sus palabras y de mucho dolor en su corazón. Ella estaba confundida, triste y callada. Aquella tarde, había un ruido de fondo con las noticias del día. Ella sujetaba su café mientras le añadía azúcar. Él solo la miraba y jugaba con el llavero sobre la mesa, mientras esperaba su vaso de agua. El silencio se volvió incómodo, y él no pudo esperar más. —Ela, ya no te amo. Hace mucho dejé de hacerlo, y créeme, esto no es fácil para mí. Pero seguir y fingir que no pasa nada ya no es posible. Ela dejó de mover el café, sacó un pañuelo de su bolso, secó sus lágrimas y contestó: —No sé qué decir. ¿Preguntarte cómo pasó? ¿Cuándo pasó? No viene al caso. Si ya no me amas, no hay más que decir o hacer. Parece que esta será la última vez que nos tomemos un café. De pronto, él golpeó la mesa y empezó a gritar: —¿Es todo lo que vas a decir? ¡D...









